Los doce días de navidad (III)

Y usted como sabe? acaso duermen juntos?

He tenido gastristis desde hace muchos años.
Al principio los dolores eran insoportables y las medicinas no me hacían ninguna clase de efecto.
En Historia de México II en el CCH, tenía una maestra de ojos muy claros, se llamaba Blanca o algo así y yo 
no le caía muy bien que digamos.

En aquella época aún no encontraba la medicina que me quitara las molestias de la gastritis (y tampoco me había 
resignado a disminuir mi consumo de ácidos) por lo que a veces no dormía muy bien y llegaba desvelada a 
la escuela.

Historia era mi primera clase los miércoles.
Un martes en la tarde me dio el dolor tan fuerte que no dormí ni un momento durante la noche y por la mañana 
me tomé un analgésico muy fuerte para aguantar irme a la escuela.
Ese día cambiabamos de salón y edificio, si no llegabas temprano no alcanzabas lugar lejos de la maestra.
Yo iba mega dopada, poco faltaba para que rodara por las escaleras sin sentir una gota de dolor, pero 
alcancé buen lugar.
Junto a mi se sentó mi amiga Marisol la güerita, enfrente estaba Abraham y atras Nancy y Diana, como 
siempre.
Me sentía bien aunque me veía fatal.
La maestra estaba hablando sobre algo que seguramente ya olvidé. Sobre el maíz... supongo, jajaja.
Según yo, estaba tomando apuntes hasta que mi cabeza empezó a dar vueltas tan fuertes que tuve que 
recargarla sobre el vidrio de una ventana junto a mi.
Era tan cómoda.
No sé si fueron cinco minutos pero de pronto escuché a Marisol y a Abraham hablándome.
-Lupita!! Despierta! Despierta!
Abrí los ojos por que me había quedado dormida y la maestra estaba enfrente de mí viéndome con sus ojos 
de diablo.
Cuando estuve en mis cinco otra vez, ella se dio la vuelta y se fue a seguir con la clase.
Al terminar la maestra se me acercó y me dijo
-Señorita, si la vuelvo a ver durmiendo en mi clase, la voy a reprobar!
-Perdón maestra esque estoy enferma...
Mi amigo Abraham sacó su lado generoso y trató de abogar por mi
-Sí maestra! No durmió nada en toda la noche y la medicina le hizo daño.
La maestra me vio, hizo un gesto de reprobación y luego lo vio a él.
-Y usted como sabe? acaso duermen juntos?
-NO!
-NO!
-Entonces no hable, si no es testigo, no abogue.

Se dio la vuelta y se fue.
Ojalá pudiera describir la expresión de Abraham.
Y mejor si pudiera describir la mía!
Marisol se empezó a reir.
-Ya ves, Abraham?

Fue una buena enseñanza: Nunca defiendas a nadie a menos de que hayan dormido juntos... o podrías dejarlo 
peor de como estaba antes de que intentaras ayudar.

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